Durante el
embarazo el cuerpo de una mujer sufre cambios significativos como pueden ser el
aumento de peso, cambios a nivel fisiológico
(aumento de la frecuencia cardíaca, ventilación pulmonar),
cambios hormonales aumentando los niveles de oxitocina, prolactina y relaxina y
las vísceras toman una nueva ubicación en función del aumento del tamaño del bebé.
Un vez se ha dado
a luz comienza al etapa de “postparto” y el
cuerpo, de nuevo, experimentará cambios ya que poco a poco tratara de
volver a funcionar como lo hacía antes del embarazo. Aunque eso no
ocurrirá al mismo tiempo en todos los aspectos ya que el sistema hormonal
estará trabajando de una manera especial para poder hacer frente a la
lactancia, puede verse afectado el metabolismo y se trata de una etapa en la
que puede tener una afectación importante a nivel psicológico ya que ha habido un gran cambio a nivel externo (la vida
cambia por completo y hay que establecer nuevas rutinas) y a nivel interno. Y
esto puede afectar a nivel personal.
Una muy buena
manera de hacer frente a los nuevos cambios y a la nueva situación es incluyendo la realización de
actividad física. Otro gran cambio que se produce es a nivel muscular y de
postura. Los abdominales, durante el embarazo, pierden esa función de “sostén”
y se relajan para dar cabida al bebé y al suelo pélvico se le presta menos atención porque se pierde esa conexión
abdomen-suelo pélvico, que existe cuando no se está embarazada.
Por ello una vez
se ha pasado la cuarentena y se ha pasado consulta con la matrona tras este
periodo, se puede iniciar un entrenamiento centrado en:
1.
Suelo pélvico: Previamente la matrona o un fisioterapeuta deberán dar un diagnostico de su estado para que así los ejercicios vayan más acordes a las necesidades. Actividades
a través de las cuales se puede trabajar son los ejercicios hipopresivos,
pilates y los ejercicios de kegel.
2.
Abdominales: toda la pared
abdominal habrá
perdido, en parte, su tensión previa al
embarazo. Por suerte, una vez se ha dado a luz todo recupera su función y esta musculatura volverá de manera
natural a recuperar su toxicidad. Sin embargo es importante que se trabajen ya
que además de evitar los dolores de espalda ayudará a que las vísceras se coloquen y todo vuelva a su
ser. Se debe prestar especial atención al transverso, que es el músculo abdominal más profundo. Actividades como las
mencionadas anteriormente te ayudará a poner a punto esta musculatura.
3.
Hombros, parte superior de la
espalda y zona lumbar: La conciencia corporal va a ser clave durante esta etapa
ya que va a haber dos gestos muy repetitivos uno el de dar el pecho (o biberón) y otro el de coger y dejar al bebé de la cuna.
Ambos afectan mucho a los hombros, a la zona interescapular (parte superior
de la espalda) y a las lumbares por lo
que fortalecer esas zonas y aprender a ser conscientes de cómo nos estamos colocando ayudarán a que
sintamos menos dolor y nos sintamos mejor.
Además de esto puedes realizar trabajo de tipo aeróbico pero es una etapa en la que el trabajo de fuerza juega un
papel importante.
En cualquier caso
una vez tengas el alta tras la cuarentena ponte en manos de un profesional de
la actividad física y el deporte para que te ayude a incluir ejercicio físico en tu rutina diaria ya que no sólo beneficia
a nivel físico sino que incrementa la energía, reduce la
fatiga, se obtienen mejoras psicológicas (muy importantes durante esta étapa) como la reducción de los sentimientos de ira, confusión, depresión y nerviosismo. Por lo que te sentirás mejor contigo misma y eso te ayudará a disfrutar
más de esta nueva etapa de tu vida.